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2030


2030
Son las cinco de la mañana. Reviso el calendario y no está tachado. Eso quiere decir una cosa: Hoy me toca baño. Es una pequeña alegría que tiene la mitad de la población a diario. Antes de decidir si salir o no, reviso la alerta del aire y aún no hay condiciones de salir.  Aunque cada vez hay menos grandes industrias, el smog de los años acumulados junto la producción de las muchas pequeñas fábricas que hay, aún mantienen ese color cobrizo en el cielo que nos avisa que no es momento de salir.

Las mañanas son siempre iguales, sea lunes o domingo, silenciosas y algo de bullicio de los niños. Antes me quejaba del ruido de los niños cuando iban temprano a la escuela. Hoy extraño esos sonidos. La mayoría se quedan en casa con sus tutores virtuales, que no les hacen bullying ni les transmiten enfermedades. No se escuchan ya los pitos o los motores. La crisis del petróleo de 2024 obligó a dejar la gasolina exclusiva para el transporte público y los autos hoy yacen en deshuesaderos donde los convierten en eléctricos o usan sus partes metálicas, ya cada vez más escasas.

Reviso la alerta de radiación ultravioleta y al igual que ayer, solo tenemos espacio hasta las 9 de la mañana y luego desde las 4 de la tarde para ir al trabajo o las casas. A mi me gusta ir a trabajar en el otro horario, después de 5 de la tarde. Si bien, todos tenemos espacio para la siesta en el trabajo, no me  gusta. Lo considero un espacio muy personal aún como para compartirlo con otros.

Desde la desaparición de algunos de los pueblos vecinos por la falta de agua, se ha aumentado el número de desplazados, pero llegan y se dan cuenta que aquí no hay espacio para ellos y luego se van a otra ciudad y así pasan, de sitio en sitio, buscando acomodo. Algunos lo logran y otros permanecen así, medio nómadas medio sedentarios.

La ciudad ya tampoco creció más. La gente se fue a donde hacía más frio, más húmedo. Los pueblitos más pequeños y olvidados se llenaron de gente de una forma súbita.  Muchos se fueron para el campo y así tenemos médicos, ingenieros, contadores aprendiendo a sembrar. El sentido de orgullo por lo urbano y lo citadino fue perdiendo su encanto. La misma capital resultó víctima de su propio éxito.  Finalmente colapsó por falta de agua y energía. A El gobierno le tocó dar incentivos para que la gente se fuera a otras ciudades y al campo.

Veo el medidor de carga de energía y se empieza a llenar con las primeras horas de la mañana. Aún está en naranja, pero en pocas horas, me servirá para hacer funcionar la nevera sin depender del operador de energía.

Trabajo en una planta recicladora que son las pocas empresas que obtienen permiso de funcionamiento 24 horas. Se necesitan puesto que ya no se consiguen metales baratos y prácticamente, todos dependen de lo que encontremos a diario. Puedo decir que es trabajo realmente valioso. El mercado de valores depende mucho de los informes de nuestras “extracciones”, que es una manera bonita de decir que, vamos hasta el fondo de la basura para rescatar lo que se pueda.

La nevera aún esta fría y semivacía. Es el mejor aliado en estos tiempos, en el que necesitamos que la comida dure. Quiero hacer mi desayuno como cuando era niño, pero ya no es posible conseguir todo. Extraño mucho las naranjas.  Hoy son prácticamente un artículo de lujo y solo podemos conseguir un extraño extracto que nos recuerda su olor, pero jamás podrá replicar su sabor.

Mi vecino el biomédico -Es de los pocos trabajos que se mantienen valorados- saca a su iguana al sol.  Ella revive todos los días con el calor matutino… y pensar que aún mantengo escondidos mis gatos pues trato de que los vecinos no los vean, solo para ahorrarme un problema.  Ellos (los gatos) no tuvieron la culpa del último virus, pero mucha gente creyó que sí.  Definitivamente la ignorancia no muere con el paso de los años. Otros se podrán haber acostumbrado a tener iguanas y roedores de mascotas, pero yo aún no estoy preparado para eso.

De las comidas que más extraño es el pescado. Aunque no nos falte el pez cultivado, su sabor y tamaño no es el mismo. Además, solo tenemos el mismo tipo de pescado. No sería raro que, dentro de poco, el pez cultivado se extinga, cuando prohíban el uso del agua para ello. Faltan Tres años para que termine la veda internacional. Espero que el mar se esté repoblando, pero sobre todo espero que no nos volquemos a devorar todo lo que haya crecido.

Ya estoy cada vez más acostumbrado al cambio del horario. Dormir unas horas al mediodía y otras en la madrugada, tiene sus ventajas. Las luces de la ciudad se apagan a la una de la madrugada, apenas para dar el tiempo de regreso a los que trabajan de noche.  Solo se ven unas pocas luces encendidas de aquellos que tienen baterías de energía. Yo no las compré. Solo quiero dormir.

La carga de la batería sigue en naranja.  Cuando esté en amarillo, podré al menos reconectar la nevera y encender la radio. La radio es ideal para conocer las noticias, sobre todo después de la crisis del 2026 que dejó a tanta gente sin ahorros de pensión por un simple rumor de redes. Voy a conectarme a la red de energía. Creo que no voy a esperar a la carga de la batería.

Recordaba hace poco mis días de universidad y la verdad, no la reconozco como está hoy.  Sí, admito que ahora, por la virtualidad, las clases son más universales y ahora compartes clases con personas de todo el mundo. Lástima que ya no se pueda viajar tanto para conocer personalmente a tus compañeros.

Con cada vez más alumnos virtuales y menos presenciales, las pocas universidades que quedan, finalmente decidieron remodelar parte de sus instalaciones y ante la crisis de espacio, ahora convirtieron sus aulas en dormitorios para tercera edad. Resulta un poco desconcertante ver todos los días la mezcla de los estudiantes forrados en sus mallas recicladas y los ancianos en sus anchos piyamas de telas vírgenes.

No se encendió la radio ni tampoco la nevera. Maldita sea, no hay energía en la red y mi carga en la celda aún no llega a amarillo. En este momento, solo me cabe una pregunta: ¡¿Hasta cuándo Electricaribe?! ¿Hasta cuándo?

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Excelente redacción. Gracias por darme su visión de las energías renovables y de la biomedicina, además del reciclaje.

Estaré enviando mi historia en lo sucesivo

Usted cómo siempre, Intachable, maestro

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